domingo, 16 de diciembre de 2012

Ciegos de lo que queremos

Conozco a mucha gente que adora el sol. Con sol se ve bien, su calor te abraza y su luz te ilumina el camino, todo es facil con sol. Dan ganas de salir y todo sale solo.
Conozco a mucha gente que adora la lluvia. La lluvia se siente en la cara, en las manos. Los rayos iluminan el camino y los truenos llenan tus oidos. Dan ganas de correr descalzo.
Conozco a mucha gente que adora la nieve. Con la nieve todo es divertido, su frio en las manos y su brillo en tus ojos. Dan ganas de jugar sin pensar en nada.
Conozco a...conozco a poca gente que le guste la niebla...

Me gusta la niebla. El vapor de agua de la niebla cubre tu piel y pierdes tu tacto. La distintas capas de bruma hacen imposible que tus ojos vean. La densidad formada hace mucho mas dificil que los sonidos viajen haciendo sordos tus oidos. Todo huele a agua y tierra para tu nariz cuando hay niebla y..bueno...nunca he intentado morderla pero para todo, Todo, hay una primera vez.

Aun así, avanzamos en la niebla. Sin vista, ni olfato, ni oido, ni tacto...cuando avanzamos en la niebla nos mueve algo mucho mas grande que eso. Vemos lo que nos negabamos a ver, sentimos lo que nos prohibiamos sentir, olemos cada aroma de recuerdos y oimos, oimos lo que nuestra voz interior nos suele susurrar...Cuando avanzamos en la niebla somos nosotros, eligiendo lo dificil cuando pudo ser mas cómodo.

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